Rafael Bergamín - Sepultura

Rafael Bergamín Gutiérrez
Arquitecto, ingeniero de Montes, Ensayista
★Málaga, 5 de Noviembre de 1891 ★ Madrid, 6 de Octubre de 1970
Cuartel 5B – Manzana 1 – Letra B
Arquitectura, República y Modernidad
Rafael Bergamín Gutiérrez fue una de las figuras más representativas de la arquitectura racionalista española del siglo XX y un intelectual comprometido con los ideales de la Segunda República. Arquitecto, ensayista, urbanista y hombre de tertulia, su trayectoria vital y profesional está íntimamente ligada al destino de la modernidad en España.
Hijo de Francisco Bergamín García —ministro de la Restauración como miembro del Partido Liberal-Conservador— y de Rosario Gutiérrez López —católica fervorosa—, tuvo doce hermanos entre los que figura el escritor José Bergamín.
Formado en la Escuela de Arquitectura de Madrid, perteneció a la generación del 25, compartiendo aula con figuras como Luis Blanco Soler, con quien colaboró estrechamente en varios proyectos emblemáticos. Tertuliano habitual de la mítica Sagrada Cripta de Pombo —el espacio literario creado por Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo—, Bergamín formó parte de una generación de creadores que no solo debatía sobre arte y política, sino que los conjugaba en su práctica profesional.
Su arquitectura fue una declaración de principios: moderna, funcional y profundamente humanista. En la Ciudad Universitaria de Madrid, junto a Blanco Soler, participó en el diseño de la Fundación del Amo (1928–1930), un proyecto pionero en arquitectura educativa que reflejaba los ideales progresistas y laicistas de la Segunda República. En este periodo diseña la Casa del Marqués de Villora y la Colonia el Viso. Sus propuestas urbanísticas, aunque no siempre materializadas, anticipaban debates clave en la ordenación racional del territorio.
Durante la Guerra Civil, su fidelidad a los valores republicanos marcó su trayectoria. Exiliado tras la victoria franquista, encontró refugio primero en París y luego en Caracas, donde trabajó como urbanista y consultor técnico del Instituto de Urbanismo de Venezuela. A pesar de la distancia, nunca abandonó su compromiso intelectual con España. Su pensamiento crítico seguía vivo en artículos, cartas y memorias que circularon entre los exiliados.
Con la llegada de los años 60, y tras décadas de silencio impuesto, Bergamín regresó discretamente a España. Aunque nunca recuperó la visibilidad institucional que merecía, su legado arquitectónico —desde las viviendas de el Viso a sus escritos sobre urbanismo— sigue siendo una referencia imprescindible.
Su vida fue un ejemplo de coherencia entre pensamiento y acción, entre ética pública y estética moderna. Aún hoy, su arquitectura nos habla del país que pudo ser.
Y nada más, lector amigo.
D.E.P.
Fuentes consultadas:
Archivo de la Fundación COAM“Arquitectura y exilio” (Ministerio de Cultura)
Fundación Arquia
Diccionario Biográfico Español (RAE)
Archivo Hemerográfico ABC
Amigos del Cementerio Civil de Madrid
Revista Arquitectura, nº 123 (1973)
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