RAFAEL DELORME SALTO

D. Rafael Delorme Salto

~Periodista y Escritor~
 Torre del Mar (Málaga), 1864  Madrid, 29 de Noviembre de 1897
LOCALIZACIÓN:
Cuartel 2, Manzana 40, Letra B. 
—VER PLANO—
~NECROLÓGICAS DEL CIVIL~
Por: Javier Jara. 2023.
"Rafael Delorme murió creyendo en su ideal, murió seguro de que su esfuerzo, grande o chico, fué todo entero puesto al servicio de una buena causa. Valer más, valer menos; equivocarse o acertar, nada significa para la honradez del propósito. Equivocándose o no equivocándose, vencedor o vencido, quien así vive y muere, puede vivir y morir tranquilo, porque vive y muere en paz con su conciencia.
Así vivió y murió Rafael Delorme". 
 
Sepultura de Rafael Delorme - Cementerio Civil - Necrópolis del Este de Madrid - Fotografía: ©Javier Jara

Alto de estatura, delgado de cuerpo, rubio y como erizándose el pelo, soñadores los ojos, malo el color y peor las trazas de su indumentaria habitual, se le veía por las calles, cafés y redacciones de periódicos. Un joven de quien primero se supo que se llamaba Rafael Delorme, y después de estrechar su mano y oirle hablar y discutir, se averiguaba que era un pensador notable, un propagandista tenaz, un revolucionario vehemente y un hombre honrado.
Pudo ser rico, —Delorme estuvo al frente de una explotación minera perteneciente a los marqueses de Larios, puesto que abandonó por defender los intereses y derechos de los obreros contra las exigencias codiciosas del patrono—, y fué pobre; conocido y apenas se le conoce en España, donde pocos saben que fué el padre de un libro notabilísimo, Los aborígenes de América, del que con grandes elogios se ocupó la prensa americana; podía haber vendido su pluma, su fe, sus ideales y defendió con pudor de virgen la primera, con abnegación de mártir la segunda, con bravura de héroe los últimos; pudo conquistar una subsecretaría habiéndose hecho conservador, y sólo quiso conquistar el porvenir siendo socialista.
Colaborador de la Ilustración Española y Americana, EL PAIS, La Justicia, Germinal, La España Moderna. El Socialista...
U
tilizo el seudónimo de "Juan de la Encina" .
A
filiado durante algún tiempo a la Agrupación Socialista Madrileña se encargó de la sección de El SocialistaLa Semana Burguesa y posteriormente militó en el campo republicano.
Su bohemia libre, sin freno a su albedrío, sus ensueños que él practicaba como realidades, aunque chocase contra las costumbres y le apartaran de los convencionalismos sociales, le permitieron gozar de omnímoda independencia a costa de su bienestar; no tenía nada, absolutamente nada, que le perteneciera; pero, como a otro Diógenes, le bastaba con reputar por suyo el sol, el aire, la acera de la calle y las cuartillas, de que siempre llevaba abultada previsión en los bolsillos.
Delorme fué desterrado. Delorme fué preso varias veces, siempre por sus escritos y sus ideas, y Delorme, aquel niño grande que no consentía que se le hiciera daño a una mosca, fue detenido e inscrito en los registros de la policía como anarquista terrorista. ¡Qué error y qué sarcasmo!


MUERTE DE DELORME
~LA ENFERMEDAD~

Sala del antiguo Hospital de la Princesa. Foto: FotoMadrid.com 
Hacía ya un tiempo que Delorme estaba enfermo. Sus amigos íntimos, los que le veían a diario y con él hablaban constantemente, advirtieron que una grave enfermedad minaba su organismo.
Hablarle de su enfermedad, era cosa difícil... Delorme no tenía tiempo para estar enfermo... Necesitaba toda su energía, su vida entera, para la defensa de sus ideales y la fatiga que le ahogaba y la fiebre que le destruía no consiguieron preocuparle un momento.
Un día Delorme no pudo más. La enfermedad había vencido la entereza del enfermo y el pobre Rafael ocupó la cama número 14 de la sala de pago de San Isidro, en el antiguo Hospital de la Princesa.
Lo llevo allí una afección cardiaca, inútilmente combatida por los cuidados de la amistad y los esfuerzos de la ciencia.
Delorme permaneció en el hospital poco más de dos meses.  La mayor preocupación de Delorme era el periódico. —«No puedo escribir, os lo aseguro. Esta hinchazón me molesta mucho y embaraza todos mis movimientos; pero convaleceré pronto, muy pronto, y entonces veréis como soy el mismo de siempre».
Sus compañeros y amigos que le visitaban en el hospital le animaban, pero Delorme no estaba satisfecho cuando no escribía y uno de sus mayores afanes era ponerse bueno, no por el deseo de vivir, sino para trabajar, para consagrarse por entero a la propaganda de sus ideas políticas y sociales.

Asistió a Delorme un médico eminente, D. Alberto Fernández Gómez, quien desde los comienzos de la enfermedad, comprendió que había enfermo para poco tiempo. También colaboró en el diagnóstico el Dr. Esquerdo, amigo íntimo de Delorme.

Antiguo Hospital de la Princesa. Pº de Areneros. Madrid ~ Foto: FotoMadrid.com

Ocho días antes de morir, Delorme tuvo que abandonar la cama para ocupar un sillón, rodeado de almohadones. La fatiga le ahogaba, la hinchazón iniciada en las piernas invadía ya la región abdominal y el pobre Rafael, cubierto de sábanas y mantas, inmóvil el cuerpo y animado el semblante, esperaba entero y animoso el desenlace de la terrible enfermedad.
Inútil fué que algunas hermanas de la caridad, con más espíritu católico que buen acuerdo, se acercaran al lecho donde agonizaba Delorme, para mendigarle una retractación de sus ideas, para expedirle un certificado eclesiástico con destino al cielo de los frailes y de las monjas. Delorme respondió sencillamente:
—«No se molesten ustedes; todo es inútil, estoy donde estaba, como he vivido moriré

Periódico satírico semanal «EL MOTÍN» de José Nakens. Nº 9. Año V. 1/3/1885. Imagen: Hemeroteca BNE

Su carácter, firme y enérgico, no se dejó vencer ni aun en la agonía. Pudo la enfermedad intervenir en la materia; pero el espíritu, noble y generoso, no abdicó un sólo momento de sus convicciones y Delorme murió como había vivido, vírgen de toda vacilación e inconsecuencia.      

A las siete de la mañana del lunes 29 de noviembre de 1897, fallecía D. Rafael Delorme Salto.

«La muerte había robado a la causa republicana socialista un enérgico defensor, a la amistad un corazón noble y a la honradez uno de sus mejores pedazos».


~ENTIERRO DE DELORME~
«El Sueño eterno»
~Martes 30 de noviembre de 1897~
★★★★★
Más de doscientos amigos de Delorme rodeaban el cadáver en el Depósito del Hospital de la Princesa.
En el jardincillo del Hospital se encontraban muchos y antiguos camaradas. El Dr. Esquerdo, abrazado a Dicenta, con lágrimas en los ojos, apenas acertaba a decir una palabra.
Republicanos, socialistas, revolucionarios, hombres que lucharon en las barricadas y hombres que lucharon con la palabra y la pluma... Todos acudieron a saludar al amigo entrañable. 

Dr. D. José María Esquerdo 
D. Joaquín Dicenta y Benedicto
Niembro, Dicenta, Nakens, Demófilo, Fernández, Morales, el  maestro de periodistas Alfredo Calderón, director que fué de  Delorme en La Justicia; Facundo Dorado, todos los hijos de Salmerón, Ginard de la Rosa, Rosón, en representación de El Progreso; Teodosio Leal, Ugena, Luis Hoyos, un joven de tanta inteligencia como corazón; Verdes Montenegro, unido a Delorme por los ideales y el entendimiento; un hombre desconocido para todos, pero para todos muy respetado por ser pariente de Delorme; obreros, hombres de acción y amigos del alma, todos formando grupo, tristes, silenciosos, unidos por la misma pena y un mismo dolor.
Llegó el momento de transportar la caja desde el depósito al carro mortuorio... Dicenta, Paso, Fuente, Palomero, Ruiz Morales, Ernesto López, todos los redactores de EL PAIS, apoyaron sobre sus hombros la caja que guardaba los restos queridísimos del amigo llorado; y Delorme quedó colocado en el carro de los muertos.
D. José Nakens Pérez
Cerca de las doce de la mañana se organizó la comitiva fúnebre sin necesidad de que nadie la organizara y se puso en marcha camino del cementerio. Presidía el duelo el Dr. Esquerdo, Nakens, Demófilo, Niembre, el pariente de Delorme, Alfredo Calderón y Dicenta. Más de 200 persona acompañaron al coche fúnebre, en el que se veían tres coronas. Una de flores naturales sin dedicatoria; otra de flores también naturales, «A Delorme, un amigo», y la tercera, de laurel y roble, que decía: «A Delorme, sus compañeros»

A la una de la tarde seis cajistas de EL PAIS, trasladaban el féretro desde el coche a la sepultura temporal, —diez años— de 3ª clase, que había de ocupar Delorme en el Cementerio Civil del Este. 

Los enterradores pusieron con sus palas llenas de tierra, el epílogo a la vida del ilustre Delorme.
Su cuerpo duerme ya «el sueño eterno» en el cementerio civil, en un puñado de tierra cien veces bendito, donde yacen los restos de tanto luchador inolvidable, que fueron ejemplo con su vida, y muertos, su memoria nos edifica.
¡Fuiste honrado y bueno hasta el fin de la jornada!... ¡Hasta siempre Delorme!.


~Monumento a Delorme~
~Por el Buen Delorme~

 
Mariano Benlliure
Foto: Fundación Mariano Benlliure
C
ompañeros y amigos, coincidieron en la construcción de un monumento para perpetuar la memoria de Delorme. El maestro Mariano Benlliure se ofreció a hacer el boceto del mausoleo. Faltaba sólo hacer frente al pago de los gastos materiales que ello ocasionara, y a este fin, El Pais abrió una suscripción particular.
De esta manera el 11 de diciembre de 1897, quedó abierta en EL PAIS, la suscripción para el monumento a Rafael Delorme y para adquisición de sepultura a perpetuidad.
Poco más de un año después, El Foro Español remitía en sus páginas una pregunta dirigida a el Sr. DicentaEL PAIS, en la que solicitaban información sobre los progresos alcanzados en el asunto del mausoleo. Diez días después publicaban la respuesta de Dicenta en la que informaba que los fondos recaudados para erigir un mausoleo al infortunado periodista, habían sido por desgracia insuficientes para lograr el fin deseado, por lo cual El Pais había resuelto devolver a los donantes las cantidades recaudadas.


~Translación de los restos de Delorme~
~¡Que solos se quedan los muertos!~
~Viernes 13 de Marzo de 1908, diéz años después~
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A primera hora de la mañana se verificó el traslado del cadáver del inolvidable Delorme, desde la sepultura temporal en que yacía, en el Cementerio Civil del Este, a la sepultura perpetua que con el piadoso fin de que tan queridos restos no se perdieran y confundieran en el osario general, habían adquirido los Srs. D. Lorenzo Barrio y Morayta y D. Ruperto F. Chavarri. 
La exhumación duró largo rato, pues hubo que desenterrar antes cinco cadáveres, cuyo sepelio fue posterior a la del cadáver de Delorme.
Abierto el féretro, la impresión fue dolorosísima; sólo la cabeza conservaba la cabellera, dispuesta en la misma forma que la llevaba habitualmente Delorme. El resto sólo polvo, grasa y algunos trozos del sudario en que fué envuelto. También se veían trozos del semanario republicano Germinal, redacción a la que perteneció Delorme, que los amigos y compañeros que le velaron pusieron en su ataúd. 
Delorme, abandonado, olvidado quizá, de todos las personas que acudieron a su entierro, da idea de las miserias de la vida tal vez mucho mayores que las de la muerte, que tan gráficamente se contemplaba.
Y aun no es poca la suerte del buen Delorme que solo en el mundo cuando vivió, desamparado de los suyos y explotado por muchos que se llamaban amigos, tuvo al cabo de diez años quien se acordase de sus huesos para guardarlos con veneración y al descubrir su féretro le saludasen con todo el afecto de sus corazones.

Momento de la exhumación de Rafael Delorme en el Cementerio Civil ~ Fotografía: Marín. EL PAIS 13-3-1908. Hemeroteca BNE.

R
ecogidos cuidadosamente los restos de Delorme en una sábana, fueron nuevamente encerrados en otro ataúd de telas y galones negros, severo y sencillo.
Fué sepultado definitivamente en la sepultura perpetua, situada en el «Cuartel 2º, manzana 40, letra B, cuerpo único».
Sus únicos amigos presentes; el Sr. Chavarri, el Sr. Barrio y Morayta, con su distinguida esposa; D. Nicolás Salmerón y García y el compañero y amigo Sr. Iglesias, reportero de EL PAIS; sellaron su nueva tumba con lágrimas y flores.
Los enterradores empezaron a cubrir de tierra la sepultura de Delorme y los asistentes abandonaron el cementerio pensando... «¡Que solos que se quedan los muertos!».
D.E.P.

~La lápida de Delorme~
«Recuerdo de Amistad»
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Detalle de la sepultura de Rafael Delorme "RECUERDO DE AMISTAD" ~ Cementerio Civil ~ Necrópolis del Este de Madrid. Fotograía: ©Javier Jara. 2023

La losa que cubre actualmente la sepultura de Delorme, es la misma losa de mármol que tuvo la sepultura provisional, antes de pasar a su mausoleo, del Ilustrísimo Presidente de la I República D. Nicolás Salmerón, cedida cariñosamente por la familia de este.

Detalle de la sepultura de Rafael Delorme 
Epitafio: RAFAEL DELORME SALTO «GRAN PERIODISTA Y NOTABLE ESCRITOR.
HOMBRE DE GRAN CORAZÓN. 
29 DE NOVIEMBRE DE 1897. 
A LOS 33 AÑOS».
Cementerio Civil ~ Necrópolis del Este de Madrid. Fotograía: ©Javier Jara. 2023


Y nada más, lector amigo.
Javier Jara


FUENTES CONSUTADAS:
HEMEROTECA BNE:
—EL PAIS. 29/11/1897 ~ 30/11/1897 ~ 30/11/1897 Y 11/12/1897—GERMINAL 03/12/1897—
—EL LIBERAL 17/12/1907—EL PAIS 13/03/1908—EL FORO 20/03/1908—

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