Américo Castro Quesada - Sepultura
Dr. en Derecho, Diplomático, Escritor, Antropólogo, Catedrático e Historiador
★ Cantálago (Río de Janeiro - Brasil), 4 de Mayo de 1885 ★ Lloret de Mar (Barcelona), 25 de julio de 1972

Cuartel 4b – Manzana 19 – Letra B
Sepultura de Américo Castro Quesada - Cementerio Civil de Madrid - Foto: Javier Jara |
"La verdad histórica no se alcanza repitiendo leyendas,
sino interrogando sin miedo las sombras del pasado."
En el Cementerio Civil de Madrid reposa Américo Castro Quesada, uno de los grandes intelectuales españoles del siglo XX. Filólogo, historiador, cervantista y republicano, su pensamiento desafió los relatos homogéneos de la historia nacional, y defendió una idea de España como producto de la convivencia —y el conflicto— entre cristianos, judíos y musulmanes.
Castro fue miembro destacado de la Generación del 14, junto a Ortega y Gasset, Marañón o Ramón Pérez de Ayala: un grupo que combinó el rigor académico con un compromiso cívico profundo. Su formación y visión estuvieron marcadas por la Institución Libre de Enseñanza, que promovía una pedagogía laica, científica y crítica frente al dogmatismo oficial.
En su obra capital, España en su historia: cristianos, moros y judíos (1948), propuso que la verdadera identidad española surgió del mestizaje y la tensión entre culturas. Esta tesis le enfrentó con otros historiadores —como Sánchez-Albornoz—, que defendían una visión exclusivamente cristiana de España.
Como cervantista, en El pensamiento de Cervantes (1925), reinterpretó al autor del Quijote como un humanista escéptico, crítico con el absolutismo, la ortodoxia religiosa y el orden patriarcal. Leer a Cervantes, para Castro, era leer la España que no quiso ser obediente.
A las seis de la tarde, en el Cementerio Civil de Madrid, fueron depositados los restos mortales de Américo Castro, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX. Un centenar de personas —familiares, discípulos y compañeros de pensamiento— se congregaron para rendirle homenaje.
Su hija, Carmen Castro, cumplió con el rito sencillo y profundo de arrojar un puñado de tierra sobre la tumba.
También estaba presente su hijo Luis, llegado desde Misuri para la ocasión. Entre los asistentes se encontraban nombres clave de la cultura española: Pedro Laín Entralgo, Francisco Ynduráin, Rafael Lapesa, Ramón Menéndez Pidal, Manuel Zamora Vicente, Antonio Tovar, y Julio Caro Baroja, entre otros.No era solo un entierro, sino el cierre de un ciclo de pensamiento que releyó la historia de España desde la convivencia entre culturas y desde el compromiso ético con la verdad. En silencio, se despedía a quien sostuvo que “España fue, y sigue siendo, problema para sí misma”, desde la convicción de que el pensamiento no puede divorciarse de la responsabilidad cívica.
El féretro llegó desde Lloret de Mar, donde había fallecido, tras una vida dividida entre el exilio y la cátedra, entre Madrid y Princeton. Su tumba, discreta, pasa ahora a formar parte del panteón laico de quienes pensaron España sin miedo a mirarla de frente.
Fuente: INFORMACIONES. Foto entierro: Cifra
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